Por la redacción de OM Oro Mediterráneo
El aceite de oliva virgen extra —conocido por sus siglas como AOVE— es mucho más que un simple ingrediente. Es el resultado de una tradición milenaria, un proceso cuidadoso y una fruta noble: la aceituna. Pero, ¿qué lo hace realmente único frente a otros aceites vegetales?
La respuesta comienza en el origen. A diferencia de los aceites refinados, el AOVE se obtiene únicamente por procedimientos mecánicos, sin químicos ni altas temperaturas. Esto permite conservar intactos sus aromas, sabor y, lo más importante, sus propiedades nutricionales. Su contenido alto en antioxidantes naturales como los polifenoles y la vitamina E lo convierten en un poderoso aliado para la salud cardiovascular y el envejecimiento celular.
Pero no solo la salud se beneficia. Su sabor intenso, frutado y ligeramente picante convierte al AOVE en un ingrediente indispensable en la cocina mediterránea. Desde un simple pan con tomate hasta platos de alta gastronomía, su versatilidad lo ha posicionado como uno de los pilares de la buena cocina.

En un mundo donde cada vez más consumidores buscan lo auténtico y lo saludable, el AOVE destaca por ser puro, directo del fruto y sin alteraciones. Su etiqueta no es solo una garantía de calidad, sino también de respeto por la tierra, el sabor y la cultura.